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Mujer es aquella que culturalmente desde el seno familiar fue preparada desde niña a ser quien tiene que cuidar del hombre atendiendo todas las necesidades de este. Para una mujer la imposición social era casarse a determinada edad, ser madre y formar su “propia” familia complaciendo siempre los mandatos impuestos cultural y socialmente. Era el hombre quien proveía el sustento del hogar y la mujer, sólo en caso de un muy mal estado económico familiar, buscaba trabajo fuera del hogar.
Con el transcurso del tiempo, el cambio de generaciones, el avance de las tecnologías, la flexibilidad laboral, entre otras tantas luchas ganadas con sacrificio por parte de mujeres dispuestas a llevar a cabo un cambiar de paradigma socio-cultural sobre el género femenino y el rol de estas fue tomando otro protagonismo. Dejó de ser aquella que solo se limitaba a cuidar del esposo, los hijos y el hogar. Pasó a ser aquella con su propia identidad y su femineidad, dejando de adoptarse a las características masculinas para ser más aceptada en un mundo en el que todavía pese a todo lo logrado por una mítica “igualdad de género” siguen existiendo las desigualdades.
Todos estos avances no hicieron que muchas otras mujeres sigan haciendo foco en su rol de madres y se dedican de lleno a su familia sin realizar ningún trabajo profesional fuera del hogar. Porque el hogar es como una empresa, no tendrá una remuneración económica pero funciona como una. En dicha empresa, se requiere de finanzas, de cumplimiento de horarios, de actividades concretas, de educación, de tolerancia, de integración de equipo, de servicio, de conocimientos, de motivación y de pasión. El problema es que la sociedad no valora esta gran tarea, ya que asume que ser madre y eje del hogar es prácticamente una obligación de esta adquirida por el mero hecho de serla.
Insertas en una sociedad donde como ya dije la desigualdad no ha desaparecido, la mujer comenzó a ocupar cargos que en siglos anteriores no se atrevía siquiera a imaginar. Pero, lamentablemente siempre hay un pero, pese a las legislaciones presentes y las leyes que fomentan la protección de la mujer, esta sigue siendo vulnera en sus derechos, violentada física y psicológicamente por una sociedad machista que todavía no puede aceptar que las mujeres solo somos un generó diferente al hombre, pero que tenemos las mismas capacidades para desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de la vida.
En los últimos años esa desigualdad se hizo notar con más fuerza donde la crueldad sin límite hacia la mujer y su femineidad se acrecentó y estamos siendo avasalladas, asesinadas por el solo hecho de ser MUJERES. Por eso este 25 de Noviembre al celebrarse el Día Internacional de la No violencia contra las Mujeres declarado en 1993 por la ONU y defino como “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”. La Asamblea reconoció además que era necesario “un compromiso de todos los Estados y de la comunidad internacional en general” para eliminar estos tipos violencia.
Por ello ese día y todos los días, los insto a decir BASTA, basta de femicidios, basta de desigualdad, basta de crueldad.
Porque recordá siempre…ser mujer NO es delito, nadie tiene derecho a decirte que hacer o que no. Vos tenes la voluntad de decidir por tus actos, por tu cuerpo, por vos, simplemente por VOS. Hace valer tus derechos no te quedes callada se valiente, busca ayuda si la necesitas, no estás sola, ya que todos somos parte de la solución. El derecho a una vida libre de violencia es un Derecho Humano.
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