Dicho proceso tiene como objeto capacitar a la persona para la vida, con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social. Los autores entienden que “la escuela, en respuesta a las nuevas demandas sociales, debe asumir su parte de responsabilidad en este proceso dirigido al desarrollo integral del individuo y propiciar dentro de su proyecto formativo, el valor añadido de la competencia emocional de los alumnos”.

 

“La aplicación de esta ley tiene también como propósito adaptar la educación tradicional al paradigma social que vivimos actualmente, inspirando en los niños, niñas y adolescentes desde la temprana edad la valoración propia y del otro, construyendo de esta manera en un futuro próximo una sociedad más comprensiva” destacan, “como así también se pretende prevenir la violencia de género, la violencia propiamente dicha, aumentar la solidaridad social y la consciencia para con los sectores y grupos sociales infravalorados y más discriminados, disminuir o erradicar el bullying”.

 

Además, el proyecto contempla la inclusión de la temática en el Programa de Formación Docente Permanente, Institucional, Situada y en Servicios, que fue aprobado por Resolución N° 3497/21, que lleva a cabo el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.